viernes, 23 de octubre de 2015

IMPLICACIÓN NÚMERO DE HERMANOS - NIVEL EDUCATIVO (TEMA 3: SOCIOLOGÍA Y FAMILIA)

Unos datos previos interesantes... 
  • El efecto del número de hermanos es sorprendentemente fuerte sobre la educación y los niveles académicos. 
  • En el nivel básico, hay unos treinta puntos porcentuales de diferencia entre los hijos e hijas de familias pequeñas y los de familias numerosas. 
  • Esta diferencia se amplía en otros veinte puntos o más en el momento de pasar a estudios secundarios, y más concretamente a Bachillerato, estudios en los que el rango de porcentajes va de 70% de los hijos únicos al 20% y menos de las familias muy grandes.


La descripción más destacada es: 
pocos hijos de familias grandes comienzan Bachillerato (20%)
pocos hijos de familias pequeñas no lo comienzan (aproximadamente el 15%). 

Esta diferencia se registra entre familias pequeñas y familias numerosas en este nivel crucial y se mantiene en la Universidad, no sin un pequeño aumento entre los varones.

Ayuda a hacerse cargo de la magnitud de este efecto del número de hermanos saber que es más de la mitad del efecto del nivel de estudios de los padres, fenómeno éste quizás el más estudiado en Sociología de la Educación.



¿Es esta situación un residuo del pasado que va desapareciendo?

La opinión común es que las diferencias en el acceso a la enseñanza han disminuido en las últimas décadas. En cuanto a las familias numerosas, dada la poca o nula conciencia de sus desventajas, se supone que las diferencias han desaparecido, si alguna vez existieron, gracias al abaratamiento general de la enseñanza y también a los beneficios que se les otorgan, pero más mediante matrículas gratuitas y becas de estudio sobre la base de la renta disponible familiar per capita

Esta creencia queda dramáticamente falsada por los datos. No sólo hay diferencias insospechadamente grandes entre las familias con diferente número de hijos, sino que esas diferencias se han agrandado con el tiempo.  
Además, el aumento se produce en cada una de las transiciones cruciales en el sistema de enseñanza, y particularmente en la del Bachillerato. 
Es cierto que el efecto afecta cada vez a menos gente debido a la decadencia de las familias numerosas, y que por ello parece, a nivel agregado, menos importante de lo que es en realidad. Pero aún así afectó a aproximadamente un 25% de las personas nacidas entre 1972 y 1976.

Peor aún, el mayor crecimiento de la desigualdad coincide claramente con la implantación de la  Ley General de Educación (LGE), la cual dificultó el acceso al Bachillerato en todos los tamaños de las familias menos en el más pequeño
La LGE no sólo frenó la expansión de los títulos, sino que aumentó la desigualdad educativa entre clases sociales. También perjudicó claramente a las personas de familia muy numerosa, sobre todo a los hombres, cuyas probabilidades de ingresar en Bachillerato, y por tanto en la Universidad, bajaron en seis o siete puntos porcentuales.

Los hallazgos anteriores suponen un enorme desafío para la teoría sociológica y para la
política educativa. Para comprender la magnitud del desafío a la política educativa basta con pensar en las becas y ayudas al estudio. En España, desde la implantación del Patronato para la Igualdad de Oportunidades en 1962, estas ayudas se conceden a quien queda por debajo de un umbral en renta disponible per cápita de los hogares. 

Se trata de un criterio fuertemente favorable para las familias numerosas, pues no tiene en cuenta ningún tipo de economías de escala domésticas.


Por ejemplo... pongamos en un millón de renta disponible per capita el umbral para poder optar a una beca. Una pareja con dos hijos y cuatro millones de renta anual disponible (después de impuestos) no puede recibir beca de ningún tipo, pero sus compañeros de trabajo con tres hijos y la misma renta pueden recibir becas para los tres. Mientras que una viuda con un hijo y una pensión de dos millones no puede. 

Y sin embargo, a tenor de los datos anteriores, ni siquiera un sistema así ha impedido que se deteriore la situación académica de las familias numerosas, sobre todo en los niveles académicos voluntarios. ¿Por qué?


Los sociólogos han recurrido a las diferencias culturales para responder esta pregunta:

Las familias pobres suelen ser familias que por sus déficits culturales no valoran los estudios ni motivan adecuadamente a sus hijos. 

Este tipo de explicaciones están hechas a la medida de las desigualdades por nivel de estudios de los padres. Pero no sirven para nada en el caso que nos ocupa, pues en España el tamaño de la familia no guarda relación apreciable ni con la pobreza ni con el nivel de estudios de los progenitores. 


Parece, por consiguiente, sumamente interesante continuar esta mera descripción de las desventajas de las familias numerosas con estudios que evaluaran mejor sus efectos (por ejemplo, el antes apuntado sobre la expansión educativa), sus causas, que no parecen ser socioculturales, y sus remedios, pues no han bastado ni la política de becas tradicional ni reformas educativas como las de la LGE.

Bibliografía
Carabaña, Julio. 1997 “Las desigualdades educativas en España”, ponencia presentada a la VI Conferencia de Sociología de la Educación, Jaca. Inédita.
Morales, J. C. (2004). Una estimación del grado en que el número de hermanos deprime el nivel de estudios. In Reflexiones sociológicas: homenaje a José Castillo Castillo (pp. 71-104). Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). 

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